jueves, febrero 11, 2010

#72 - Undead sex

Me desperté con la sensación de estar ahogándome. Me dolía la cabeza. Sólo me dolía la cabeza porque no sentía nada más. El hedor era tan nauseabundo que se podía cortar con un cuchillo.


Estaba en el suelo. Estaba frío. Pensé en la gente que me había dicho que un día me haría daño por colarme sola en sitios extraños para hacer fotos. Hijosdeputa. Si realmente lo creían, tendrían que habérmelo impedido. El mundo está lleno de bastardos.

No tenía los ojos cerrados, así que debía de ser de noche. Intenté levantarme pero cualquier movimiento dolía. Respirar bastaría por ahora. Respirar y escuchar. El viento, arriba. Las piedras que se me clavaban en la espalda debían venir de ahí. El suelo debió ceder. Caí de espaldas. Dónde demonios estaba... Con suerte alguien se daría cuenta cuando se hiciera de día. Tenía que mantener la calma y esperar. Hacía frío. La boca me sabía a sangre. El olor me daba ganas de vomitar.

Se escuchaba el viento azotando unas ramas. Ululante. Un goteo intermitente. Algo arrastrándose. Quizá alguien arrastrando los pies, caminando con desgana. Quizá tuviera suerte. Un vigilante haciendo ronda, aburrido. Intenté gritar pero apenas salió un pequeño hilo de voz. Ronco, vergonzoso, débil. El sonido se hizo más fuerte. Cesó. Quise gritar de nuevo pero sólo tenía sangre en la boca y nada útil para pedir ayuda. Los pasos se acercaban.

Su aspecto era el de una persona a la que hubieran vestido con la piel por fuera después de arrancársela, dársela a una manada de gatos callejeros para que jueguen y haber dejado que un anciano ciego con Parkinson se la volviera a coser al cuerpo. No llevaba ropa, lo único que cubría su cuerpo eran llagas y pústulas. Purulentas. Verdáceas. Abrió la boca y dejó escapar un gemido largo, profundo, que le nacía de más allá del estómago y las tripas. Resonó en el vacío. Sus pasos siguieron lentos y yo no podía moverme. Al menos ahora sabía de dónde salía el olor. Y su fuente venía directa a mí. Intenté darme la vuelta para conseguir arrastrarme, pero supongo que ni mi clavícula ni mis costillas estaban de acuerdo con mis planes. Se dejó caer de rodillas al suelo cuando llegó hasta mí. Vino directo a mi boca. Su boca olía a tortilla de huevos podridos. Su lengua estaba fría. Lamía la sangre de mis labios y mi barbilla. Noté cómo caían cosas sobre mi cara que se movían, pegajosas y supuse que eran gusanos. Caían de dónde deberían haber estado sus ojos y reptaban por mi frente, me caían por los pómulos y los notaba en el pelo. Quería gritar. Quería llorar. Ni grité ni lloré, vomité. Pensé que iba a ahogarme en mi propio vómito. Me llenaba la boca, me salía por la nariz, notaba el sabor ácido al respirar, pero no apartó su boca de la mía. Su lengua se movía más rápido y sorbía el vómito de mi boca.

Empezó a empujar y noté que la tenía dura. Empujaba duro, me movía en el suelo y el cuello me estallaba de dolor. Dejó de comerme la boca. Seguía sabiéndome a vómito, pero ahora con un regusto más desagradable todavía. Se hirguió sobre mí, como recordando. Se la vi, dura, grande y tan asquerosa como el resto de él. Cubierta de llagas, supurando, los gusanos comiéndosela, reptándole por la uretra. Alguna parte de su mente recordó por qué no podía meterla. Intenté, furiosamente, hacer cualquier cosa para salir de ahí, pero no podía. Intentaba quitarme la ropa con las manos pero después probó con los dientes. Rompió los pantalones. Me arrancó un pezón quitándome la camiseta y empezó a chuparlo ávidamente.

Su polla estaba fría y yo no estaba mojada. Sentí que me rompía. Sentí que se reventaban las pústulas y que los gusanos buscaban nuevos terrenos en mi coño donde anidar. Me clavaba al suelo con cada embestida y ni siquiera conseguía gritar, sólo llorar. Con la mano que tenía libre empezó a tirarme del otro pecho como si lo quisiera arrancar. Aceleró el ritmo y creo que fue entonces cuando supe que me iba a acabar corriendo.

Debe haber formas peores de morir.

2 observaciones suspicaces:

N. dijo...

Exquisitamente delicioso. Como sólo tú sabes hacerlo.

awixumayita dijo...

Hostia, qué bueno, Nena!
Como dejaste de publicar durante un tiempo, desistí y no volví por aquí hasta esta noche.
Tu regreso ha sido espectacular.

Voy a seguir a ello. :)