lunes, febrero 08, 2010

#70


(va dedicada)

Vino como venía siempre, con los ojos cargados de deseo, la mirada gacha. Creo que esto lo hacía más por fetichismo hacia los tacones que porque me tuviera miedo. No me importa, lo que me importa es que hace lo que le digo. No discute. No me causa problemas. Es fácil y cómodo y no siempre tengo ganas de batalla. Cuando no las tengo, le digo que venga. Me gusta ayudarle a querer hacerme feliz, por eso hago esa estupidez de ir con tacones y medias por casa. Hoy, además, los llevo no sólo para complacerle a él.

Se fija en las dos copas que hay sobre la mesa en cuanto entra pero no dice nada y yo no tengo por qué darle explicaciones. Suena Dead can Dance, le pregunto si quiere vino y niega.
- Ponme una copa, ¿quieres?
Me siento en el sofá mientras me la sirve. Apoyo un pie sobre la mesa, cortándole el paso. Me acerca la copa, casi poniéndomela en las manos.
- ¿No te importaría quitarme las medias?

Se arrodilla en el suelo para hacerlo. No me importa que quede entre mis piernas. There for you, Leonard Cohen. Me quita los zapatos y los deja con cuidado en el suelo. A veces creo que le gustan más mis zapatos que yo, así que le golpeo suavemente con el pie en la cara, para que se centre. Está a punto de darme un beso en el empeine. Está revoltoso. Me río y él también. Tarda unos segundos en captar algo preocupante en mi tono. Continúa riendo, más quedamente, hasta que se convierte en una risa nerviosa.

Me quita las medias despacio, las dobla con cuidado y se va a mi habitación a guardarlas en su cajón. Enciendo un cigarro. Ahora oirá la ducha y sabrá que hay alguien más. Noir Désir. Voy hacia la habitación, con la copa y el cigarro.
- No guardes demasiado las medias. Quítate la ropa.

Es un hombre sensato, de los que se visten por los pies y se desvisten desabrochando los botones uno a uno. Me pone nerviosa pero no le digo nada. Me preocupa más que no me gusta la canción que suena. Empieza a doblar la ropa. La tiro al suelo de un manotazo.
- Ponte a cuatro patas.
Le cojo por las muñecas y su cabeza cae en seco sobre la almohada. Le ato las manos a la espalda con las medias.
- Ya sé que hacen daño, pero si te estás quieto no será para tanto. ¿Recuerdas lo que te dije sobre tu voz? - Asiente. Le dije que no me gusta oírla. Me siento en el sillón que hay junto a la cama, una pierna sobre el brazo. Me desperezo, termino el cigarro y salta el disco de McKennit. Gira la cara hacia mí, mirándome. Le sonrío.
- No dejes de mirarme. - Asiente. Oigo abrirse la puerta del baño. Me quito la bata y se la echo por encima de la cara.

Me gustan el olor de un hombre recién duchado. Le quito la toalla y sonrío con complicidad, sacándole la lengua. Me la muerde y le cojo de los huevos. Suave. Me la suelta y mordisquea la barbilla. Despacio. - Si me gusta lo que veo quizá luego quiera yo - le susurro al oído.

Vuelvo junto a la cama y le sujeto (a mi él, el atado con mis medias) la barbilla, para que me mire sólo a mí, cuando le quito la bata de la cara.
- No dejes de mirarme. - Le di unos segundos, para asegurarme de que lo haría. Cuando sentí que sí, volví a mi sillon, mi copa y mi tabaco.

Se le veía la preocupación en los ojos al sentir la presión entre las nalgas. Siempre hay una primera vez, querido, pero tranquilo que si tú no la disfrutas, la disfruto yo.

8 observaciones suspicaces:

Hector77 dijo...

Mmmm, que situacion mas morbosa, no me importaria verme en su situacion algun dia.
Un beso mi esposa, jejeje

Anónimo dijo...

Sin palabras... me he quedado profundamente alterado... maravilloso...

Gracias mil...

Un besazo, corazón

N. dijo...

En tus manos todo es posible. Y además, incluso fácil.

La Sin Nombre dijo...

¿Y como cuál de los dos hombres quieres verte?

Anónimo dijo...

Donde más te mole a ti...

Hector77 dijo...

El que te mira...con lujuria, pasion y miedo...

La Sin Nombre dijo...

Me gusta que me miren con algo de miedo.

Anónimo dijo...

El miedo es tan erótico...