miércoles, diciembre 09, 2009

9dic09


Rodábamos alguna tontería en mitad del desierto cuando nos conocimos. Él estaba muy ocupado siendo un actor barra modelo internacionalmente conocido y yo estaba muy ocupada siendo una joven mujer independiente y profesional que no se puede dignar a sentirse mínimaente atraída por ninguno de los doce caballeros con los que contábamos. Hay una teoría que dice que a las tías buenas, a las realmente buenas, las retienen todo el año en sótanos oscuros y sólo las sueltan por nochevieja y festejos similares. Si existe un equivalente masculino, los habían soltado en nuestro rodaje. Con la dignidad por delante, decidí que podía resistir la tentación. No contaba con el hecho de que ya no es que hubiera una docena completa de hombres perfectos a mi alrededor, es que encima se dignaban a hablarme. No tan sólo me hablaban, es que sólo éramos dos mujeres en ese rodaje. Dos meses. En mitad del desierto. Dos mujeres. Yo era una. Eran todos tan amables...

Pero yo era profesional, independiente, fuerte y capaz de masturbarme incansablemente pensando en ellos. Follar de verdad es para gente sin imaginación.

A veces creo que soy imbécil.

Un mes después llegó el decimotercero. Su único encanto no era tenerla terriblemente gorda. Es más probable que no tuviera un único encanto. Nos dirigimos completamente borrachos en el bar del hotel después de la jornada bajo el sol. Habíamos pasado el día mirándonos de reojo, ni nos dimos la hora ni apenas los buenos días. No tengo tiempo para modelos barra actores de ojos grises. Él tuvo tiempo para hacer media docena de fotos de mi culo.

Esa noche me contó sus aventuras de hace veinte años, cuando tenía mi edad, y yo le conté que tenía aftersun junto a mi cama y que tenía pinta de haberse quemado. Era mi sacrosanto deber salvar el rodaje del día siguiente, arrastrándole hasta allí.

Por alguna razón, parte del proceso de salvar el mundo implicaba quitarme las bragas, morderme entre las piernas y empujarme contra la pared. Yo le decía que no mientras me reía y él me decía que de acuerdo, retorciéndome un pezón y metiéndomela. Le decía que no con menos convicción, quitándome el sujetador y me preguntaba si de verdad quería que parase, mordiéndome la oreja.

Su único encanto no era tenerla terriblemente gorda. Es más probable que no tuviera un único encanto. Su principal encanto era, quizás, el marcharse por las mañanas antes de que yo me levantara y jamás dejarse un condón tirado en el suelo de la habitación. La felicidad está tanto en los pequeños placeres como en evitar las pequeñas incomodidades.

No le dirigí la palabra en los siguientes días. Me preguntó en un pasillo si me había molestado algo. El siguiente fin de semana, cuando volví a emborracharme como si fuera a acabarse el alcohol, le desperté a las seis de la mañana, cuando no se acabó el alcohol pero sí el turno del camarero majo, para explicárselo. Nos lo explicamos a lo largo de las noches de las semanas siguientes.

Cuando se acabó el desierto, se acabó él también. Ahora dice que deberíamos puntualizar algunas cosas y volvió a Madrid a hacérmelo saber, por lo que tuvimos que ir a buscar unos metros de cuerda de algodón de 8mm y esta noche, veremos qué me dirá.

lunes, octubre 12, 2009

Mi hijo


Maté a mi hijo un viernes. Era martes cuando me hice la prueba de embarazo. No sé por qué pensé que estaba embarazada, quizá fueron las mañanas despertándome con náuseas o la talla extra de sujetador. Creo que fue eso. Incluso así, cuando salí del baño con el test de embrazo en la mano, no me traspasó la idea. Mi chico se puso a temblar. Al test le faltaba la rayita de comprobación y me aferré a una botella de agua mientras él cogía las llaves del coche y se marchaba a buscar la farmacia más cercana, a cuatro pueblos y un atasco de distancia. Yo fumaba y miraba el test con recelo. Cinco segundos de orina con el test vertical, luego manténgalo horizontal. Espere. Una línea vertical azul no es nada, una cruz azul es que sí.

La cruz de mi test era casi fosforescente, sin sutilidad alguna para dar cabida a las dudas. Azul. Azul oscuro.

El segundo test también dio positivo y me preguntaba por qué no nos besábamos y abrazábamos, felices. Me sentía... creo que no me sentía. Él estaba al borde del paro cardíaco. No teníamos casa, no teníamos trabajo, ni siquiera vivíamos en el mismo país. No había futuro, nos faltaba demasiado por construir. Decidimos no tenerlo. Discutimos. No podía ser una decisión así. Podíamos arreglar las cosas mientras lo teníamos, mudarme, vivir con sus padres, recuperar la empresa. Merecía la pena intentarlo. Era arriesgado y si las cosas no salían bien, el niño estaría ahí y nosotros no tendríamos nada que darle.

Mi cabeza empezó a vincular las sensaciones extrañas de las últimas semanas y de pronto me sentí embarazada. Sentí que eso era mi hijo y que estaba decidiendo que no iba a nacer. No podía ser tan sencillo, tan impune. Creo que por eso elegí anestesia local y nunca tomé ningún analgésico. Quería sufrirlo con todas las consecuencias. Si dolía, que doliese. Sentirlo para bien o para mal. No era un juego, una nada. Era mi hijo, el que nunca tendría nombre porque no teníamos un futuro que darle. El que nunca sería ni tendría nada porque fuimos cobardes.

Hablamos, lloramos y nos gritamos. Si no puedo tener a mi hijo, quiero que merezca la pena. Haz todo cuanto esté en tu mano para que tengamos una vida en la que pudiéramos tenerle y si no lo haces, te maldeciré cada día de tu vida. 

Volví a mi país al día siguiente, sintiéndome pesada y obsesionada con mis pechos.

Se lo conté a mi hermano. Me dio la enhorabuena y me dijo lo feliz que le hacía ser tío y se calló cuando le dije que había decidido no tenerlo. No tenemos sitio en el mundo para nuestro hijo. Era tran triste acariciarse la barriga y saber que a finales de abril estaría eligiendo nombre. Tendría a mi niño, que estaba ahí, en mis brazos, con tan solo hacer nada, sin más esfuerzo que esperar. Estaba embrazada de 6 semanas y 3 días cuando pedí cita. Me la dieron para el día siguiente y pasé la noche despidiéndole, pidiéndole perdón. Yo le quería pero no podía y necesitaba pedirle perdón. Sola en mi cama. Quería un abrazo y quería a mi niño, pero no tuve ni lo uno ni lo otro. Al final me dormí, sintiéndome terriblemente sola.

Fui a las 12 y a las 2:30 estaba fuera. Anestesia local. Un psicólogo que ni me miró a la cara. Tests, análisis de todo tipo. Un pinchazo que me puso pesado el corazón. Y no quería llorar. Te jodes pero lo afrontas. Me da igual lo que digan, es cierto que es un proceso rápido, pero no es cierto que no duela, ni tan siquiera es cierto que sea un dolor perfectamente soportable. Primero notas una aguja, la anestesia, clavándose como en un pequeño agujero dentro de ti, al fondo, y son dos, derecha e izquierda. El legrado en sí dura un par de minutos. La sensación es la de tener un aspirador con cuchillas revolviéndose dentro de ti, algo que quizá se aproxime mucho a la realidad, y duele. Pero no debes moverte, no contengas la respiración, no cierres los ojos, no tenses el estómago, no muevas las manos y quieres que paren pero no puedes ni hablar. La enfermera dice que queda un minuto y no lo soporto. Me absorbe las tripas, me desgarra por dentro y no sé si mi hijo sigue ahí, si sufrió, si puede sentir dolor. Vomité al acabar.

No podía moverme ni levantarme, sangraba e intentaba sonreír por no echarme a llorar y vomité más bilis verde. Me apoyé en la enfermera, haciendo un chiste malo de que la vida se veía con más dignidad con bragas. Me las tuvo que poner ella. Me senté en una silla, todavía con arcadas, mareada, sin sentirme. Al rato me vestí. Le envié un mensaje diciéndole que ya estaba hecho, que estaba bien, que le quería. Era como un sueño exrtaño. Ese día no fue malo. Hice algo de comer y me quedé en el sofá sin moverme. Vacía. Mi cuerpo aún quería comida a todas horas, los pechos hinchados y el dolor y la sangre. Me dolía levantarme. Caminar recta. Moverme. Cualquier cosa con el abdomen dolía. Prueba a moverte sin tensarlo lo más mínimo, no se puede hacer nada. Dormí en el sofá porque no pude levantarme.

Pasó el tiempo y hace ya mes y medio. Quiero a mi niño, y ya nada me lo puede devolver. Odio a mi pareja por todo ello, y creo que nada me va a devolver el amor que sentía hacia él. Y así paso el rato, entre los remordimientos, los anhelos y una gran nada.

domingo, octubre 04, 2009

Viernes pasado

- Me das un morbo que te mueres, - me dijo, mientras volvía, borracha, a mi habitación de hotel cuando ya había amanecido. Llevaba horas riéndome y me reí un poco más. 

- Y tú a mí, pero ven y me lo cuentas dentro.

Decidimos, o algo de conciencia nos quedó en algún resquicio de nuestras sucias mentes, no follar. Ambos tenemos pareja, ambos amamos a nuestra pareja, esto no debe pasar. Sólo, solamente, queremos no dormir solos en este lugar apartado, dejado de la mano de dios, donde no tenemos a nadie y todos fingimos ser tan felices. Nos revolvimos con ropa alrededor de la cama, mordiéndonos y sintiendo algo humano cerca, tan cerca, que no hacía falta imaginarlo.

Me abracé a él como si fuera alguien que me importara y por un momento pensé que era mi chico, quien también se marchó de forma furtiva en nuestra primera noche. Se fue al cabo de unas horas, antes de que nadie más se despertarse.

viernes, junio 05, 2009

The novel

He decidido escribir una space-opera erótica, en la que se entremezclen los elementos clásicos de la ciencia ficción (naves espaciales, otros planetas, trajes ajustados) con lo que viene siendo algo de contacto físico entre personajes con descripciones gráficas y algo de sudor.


Como siempre, se aceptan sugerencias. 

sábado, mayo 23, 2009

Hello, goobye, fare well

"Tú no estás depresiva, estás marcada", me dice alguien que ni tan siquiera me conoce. Le doy un beso, un beso pequeñito, incluso tímido. Los besos grandes son para las grandes despedidas, y nosotros nos veremos pronto. Sé que tiene razón y me pregunto qué me marca y lo sé antes de permitirme pensarlo. Lo sé por el vuelco que me da el estómago al ver un comentario, que quizá sea de él. Lo sé porque cuando miro de dónde viene, leo un post que me hace pensar que no es él, sino una mujer que está con él y algo es me hace muy pequeño en algún lugar, muy adentro.

La culpa es mía por volver a verle y pasar dos horas hablando de inconsecuencias. No le di un beso cuando se marchó, supongo que quizá no nos hayamos despedido, aunque ninguno vaya a volver.

#62 - Redes Sociales

Tras la marcada decadencia del mIRC, me pregunto sobre la utilidad de las redes sociales. Facebook ha demostrado ser inútil, apenas hay interacción y cualquier pezón medio visto es borrado de inmediato. Así que, en fin, busco otros lugares anónimos, anodinos y nuevos.

miércoles, marzo 25, 2009

#61

Era terriblemente pedante, como un grano en el culo recitando Fausto, releyendo a Proust, recalcando que la corrección y la sabiduría estaban en sus manos y sólo en las suyas. Con puntos, con comas, con acentos, con la boca llena de tonterías y pidiendo que alguien le puteara. "Busco una mujer que me haga sentir como un gusano, que me tenga para sus caprichos, aunque sólo fea lavar los platos, fregar el suelo, hacer la compra", me dijo. Y yo necesito que me arreglen la lavadora.

Llegó al cabo de una hora. No lo esperaba, a la gente se les llena la boca de palabras. Le pedí el DNI en la puerta, para comprobar que el nombre que me había dicho era cierto. Me senté y encendí un cigarro mientras le preguntaba. "Me gustaría que fueras gorda, vieja y fea", me dijo cuando hablamos. Me encanta decepcionar a la gente. Tardé un poco en pedirle que se sentara él también. Me contó por qué no podía mantener una relación normal con las mujeres. Yo me preguntba qué hacía un desconocido en mi casa, contándome su vida. Tengo mejores cosas que hacer. Le corté a mitad para que mirásemos mi problema con la lavadora. No pudo solucionarlo. "Ya te vale, vienes hasta aquí para eso y ni tan poco eres capaz de hacer." "Lo siento", respondió. "De veras que lo siento, perdóname. Buscaré la pieza, lo arreglaré si me dejas". Asentí y le dije que se marchara.

Volví al chat. Al rato volvió él. Hablaba con otro conocido, riéndome del idiota que había venido a arreglarme la lavadora. Qué lástima que se hubiera ido, necesitaba planchar unas camisas. Me preguntó, le conté y me dijo que vendría a planchármelas pero que ahora tenía un compromiso. Que había sido muy intenso, que quizá yo era esa dómina especial que llevaba tanto buscando, pero que en un rato había quedado para conocer a otra. Le dije que no se preocupara, que suerte buscando y que se olvidara de mí. No comparto mis juguetes.
- ¿Soy tu juguete?
- No, pero no vas a serlo.
- Le diré que lo siento. He de ir, es mi palabra y valgo lo que ella. Pero le diré que no puedo tener nada.
- Cada uno es dueño de sí mismo. Haz lo que quieras. Ya lo hiciste, no me intereas.

Se fue, volvió dijo que vendría a mi casa a plancharme la ropa. Aunque estuviera enfadada, aunque no le abriera. Vino. No le abrí.

Lo más estúpido de esto, es que le mató de morbo.

sábado, marzo 21, 2009

#60



xxx: me pones al borde del abismo
lasinnombre: el abismo sonríe a veces
xxx: quizá me apetececiera sentarme en tu cara y equivocarme con la ubicación de tu vagina, aunque ya se que es un poco clásico
xxx: además tu no eres de las que se deja humillar
xxx: al menos no de forma abierta
lasinnombre: eso son juegos de cama, puede valer
xxx: en cualquier caso si no te quitas los tacones mejor que mejor
lasinnombre: es complicado moverse en una cama con tacones
xxx: nadie te ha pedido que te muevas demasiado
lasinnombre: cómo de alto eres?
lasinnombre: por ahora no has pedido nada
xxx: unos 20 o 30 centímetros más alto que tu
lasinnombre: si no te das con las puertas, es poco probable
xxx: digo sin contar con los tacones
lasinnombre: sin contar con los tacones
xxx: si eres tan alta puede ser interesante ponerte un cubo con agua y fumar un cigarro mientras veo como bebes a cuatro patas
xxx: así podría mirar para abajo
lasinnombre: seria un proceso interesante
lasinnombre: la primera reaccion sería tirártelo a la cara
xxx: y la primera mia darte una fuerte hostia en las nalgas
xxx: al final vamos a terminar haciéndonos daño
lasinnombre: a mí no me importa, me gusta el dolor. El problema es si te gusta a ti.
xxx: también te gusta el dolor de lo que te puedo susurrar al oido
xxx: ?
lasinnombre: que podrias susurrarme que fuera doloroso?
xxx: escrito no es lo mismo que hablado
lasinnombre: prueba
xxx: es muy sencillo: cerda calenturienta
lasinnombre: eso es ofensivo? me encanta que me follen, me encantan las cosas obscenas y creo que es un gusto compartido
xxx: te quedaría de lujo sobresaliendo por el ano un consolador anal que termine en forma de cola de cerda
xxx: lo has usado? porque tengo uno
lasinnombre: es probable, crees que tendrás ocasión de comprobarlo?
lasinnombre: creo que quedaría genial con las manos atadas a la espalda, la cara hundida en la almohada, amordazada y esperando
xxx: que tienes que hacer mañana por la tarde aparte de hacer de cerda para mi?
lasinnombre: qué haces ahora?
xxx: ahora es imposible que pueda ir a follarte, tengo un pequeño viaje en unas horas
lasinnombre: sabes que seria más divertido que dormir

#59

Me mantuve muy firme y muy quieta, esperando que me dijera qué iba a pasar. "Espérame", me dijo. Estábamos en mi casa, tenía las manos atadas y la ropa rota. " Volveré cuando sea el momento." Después, se lo tragó la oscuridad. Al cabo de seis horas conseguí soltarme. Hasta dos días después, no dejé la casa. No quería moverme, por si volvía. Quería estar ahí, esperándole.

No volvieron ni él, ni su sombra, ni, al cabo de algún tiempo, su fantasma a molestarme.

Pasó al menos un año, diría que casi dos hasta que volví a pensar en él. Empecé a pensar en él una mañana, desperezándome en la cama. Me dio la misma sensación que las mañanas que despertaba en su cama y él ya se había levantado. Esperaba verle entrar por la puerta en cualquier momento. Me di la vuelta, pensando que quizá entraría cuando menos lo esperase.

Él entraba y yo me quedaba en esa sensación de duermevela. Me daba un beso en la boca y rebuscaba entre las sábanas y se me mezclaban las imágenes de los sueños y la cama. Sé que me destapaba porque siempre me despertaba con frío. Sé que después te sentabas a mirarme y te masturbabas, porque me despertaba con la barriga y las tetas pegajosas. Después te sentabas junto a la cama y me deslizabas un dedo entre los labios hasta que me humedecía. Creo que me lamías por cómo sabías al besarme, cuando me despertaba. Tardaba en despertarme, entreabría los ojos mientras me lamía y no conseguía abrirlos del todo cuando empezaba a meterme un dedo y luego dos. Soñaba que me follaba y para cuando me despertaba ya estaba haciéndolo.

Esa mañana me desperté pensando que le encontraría tras mío, retorciéndome un pezón, dentro de mí, susurrándome buenos días al oído, y volvió a acecharme durante las noches.

Guardé silencio, porque dijo que volvería. Hoy recibí sus palabras como si los dioses hubieran bajado a la tierra, me hubieran señalado y sonreído. Fue un mensaje breve, "no voy a volver."

domingo, marzo 15, 2009

#58


Dejó la ventana abierta por el calor. No la dejó abierta para ti. Deja de mirarla, mírame a mí. Estoy retorciéndome delante tuyo, deshaciéndome ante tus ojos. No tengo gran cosa que ofrecerte, pero tampoco sé qué quieres. Dime, en dos palabras, qué quieres de mí, qué deseas de ella que no puedas ver en mis ojos. Sabes, como sé yo, que la deseas porque no puedes tocarla y yo, en cambio, estoy a tu lado, abrazándote e intento que dejes de pensar en ella recorriendo tu piel, abriendo tus ojos, gimiendo más alto. Te despierto de madrugada besándote para que no pienses en ella. Te hago el amor mientras tú me follas, para que mañana todavía vuelvas.

Me siento como un trozo de carne y te abrazo, sudada y rodeada de sangre, para pegarme a ti. Para que no te marches, para que no desaparezcas ni a las cuatro ni a las cinco, para compartir un café y robarle al tiempo, aunque tan sólo haya eso, un día más.

lunes, marzo 09, 2009

Ligar por Internet

Me siento siempre malvenida a mis propios dominios, como una cría de dragón en un páramo olvidado.

Ligar, en sí mismo, no es difícil, ni de forma presencial ni por la red. Requiere ciertas dosis de encanto personal, labia, estadística y morro. Hay un axioma básico que debe tenerse en cuenta para ligar: todo el mundo desea sentirse deseado. El corolario a este axioma es: todo el mundo se siente solo, indefenso, indeseable, indeseado. El punto de vista elegido depende de a qué lado de la fuerza nos situemos.

Mi ejemplo eterno es el del bar, a la hora de hablar de ligar por la red. Imaginemos por un instante que estamos en un bar lleno de gente a la que no conocemos. Vemos, al fondo de la sala, a una persona, que por cualquier razón (sus ojos, sus manos, el olor que promete su piel o cualquier otro indiscriptible o demasiado descriptible rasgo personal) nos atrae hacia ella. Nos acercamos, con paso firme, a su lado. Empezamos la conversación:
- Quiero follarte.

Lo más probable es que la conversación terminase ahí. Existen escasas ocasiones en las que una respuesta positiva pueda darse (un morbo oportuno despertado por cuestión de suerte, encontrarnos en un bar liberal o que los dDioses, en un arrebato de sentido del humor macabro, decidan que es tan triste, que ha de colar) pero, lo más probable, es que nos vayamos con las manos vacías.

Existen múltiples versiones de esto, empezando por el "hola, ¿cómo estás? ¿Puedo comerte el coño?" pasando por el "¿y a ti qué te gusta que te hagan en la cama?". Son todas equiparables e inefectivas. Recordemos, queremos que la persona se sienta deseada. Eso sólo te hace sentir un pedazo de carne, un objeto con el que masturbarte, algo que daría igual que fuera ella o cualquier otra, siempre y cuando se ponga a cuatro patas y te dé a elegir por arriba o por abajo. No es una buena opción.

Ligar por internet, por otra parte, te coloca en desventaja: no puedes demostrar lo interesante que eres, lo bien duchadito que vas ni dar un beso desprevenido. Tampoco puedes tomar la última en casa. Hay que crear un interés previo para pasar a la realidad. La realidad es que hay mucho más hombres que mujeres y que éstos se lanzan mucho más, con lo que las mujeres eligen.

Hay que hacerse interesante. Todos los querys, mails o contactos son parecidos. ¿Para qué contestar a alguien que es igual que el resto? Mi tiempo, como mujer, es limitado. No me apetece perderlo con un tío igual de poco interesante que el de al lado. Tu mensaje ha de captar la atención de la persona que lo lee desde el primer momento. Si no puedes pensar en nada interesante, vete a un bar, hazte el misterioso y espera hasta que alguien pique. Aqui toca pensar. Busca una forma de llamar la atención sin parecer un psicótico.

El camino recto es el más largo, el que te llevará directo a la nada. No vale entrar a saco. Gánate la confianza de la chica, sin convertirte en su colega de toda la vida. Invierte tiempo en msn en conocerla, sin pedirle que ponga la cam. Saca aficiones en común, saca interés, saca unas charlas y el café vendrá solo, generalmente no para quedar en un hotel sino para hacer algo juntos (porque harás los deberes y, si le gusta el arte decimonónico, encontrarás una exposición a la que llevarla). Luego, la última sí puede ser en casa.

Básicos son el respeto, la constancia y el no mostrarse desesperado por meterla. Vísteme despacio que tengo prisa.

lunes, enero 12, 2009

Respuestas a mis anuncios

  • Leo
Si lo que estás buscando es divertirte, con mucho morbo, humor, sin malos rollos, lo quepuedo ofrecerte es una buena polla (larga y gruesa) acompañada por un cerebro que busca algo más que un buen rato en la cama jejeje

Si sigues leyendo, es porque merece que nos conozcamos mejor. Lo mío no es teórico ocibernético, pero la red me parece un buen lugar para empezar.


Me fascina la predominancia del término polla sobre el intelecto. Si el tamaño no importa... 

  • Corredor
me encantaria quedar contigo y hechar un polvo como tu dices donde quieras y cuando quieras, me encantaria tocarte hacer que te mojes las braguitas quitartelas y lamerte el coño hasta que te corras las veces que quieras y despues follarte por delante y por detras corrernos las veces que queramos, si te apetece la idea mi mesenger es xxxxxxx@hotmail.com agregame y si quieres quedamos donde quieras besos.

A quien pueda sorprender: esto no funciona, no es convincente. No me apetece.

Realmente, lo que haría falta, es una guía de cómo ligar por internet.

Blogs eróticos y pornografía

La pornografía me aburre. El erotismo es demasiado light. Es como pasar de Total Recall a Bambi. En ningún momento me toca. Puede entretenerme, pero poco más. Son irreales en todos los aspectos, no hay implicación, no hay nada en ello para mí, ni siquiera un ligero placer voyeur. Esperaba otra cosa en los blogs. Hay un ser humano detrás, desnudándose en su anonimato. Parece que la mayoría también adoptan un papel, fingido voluntariamente o no, y el interés tampoco surge.


Si no hay nada que te guste, crea algo nuevo. Tampoco me gusta esto que intenté crear, para mí, para quien quisiera. No tengo tanto que decir y hablar no me sugestiona porque no hay respuestas.

Lo más divertido sigue siendo poner anuncios en webs de contactos y disfrutar, acurrucada en el sofá, con un helado, las respuestas.

sábado, enero 10, 2009

#57

He comenzado el año con esa sensación de hastío que me entra cada vez que me siento, en silencio, sin nada que hacer. Si hubiera algún lugar para huir, correría. La sensación de desamparo, de que no hay razón, hemos perdido el sentido. La certeza de que todo lo que queríamos se ha perdido y, en su lugar, se nos ha puesto delante una versión light, descafeinada, del mundo.


Es la sensación de estafa, de que la hierba del vecino no sólo parece más verde, sino que lo es, y no sabes muy bien cuándo tomaste el camino equivocado. Que no hay camino ni podemos llegar. Tan inútil como el espacio vacío entre dos paréntesis, como el balanceo de un ahorcado.