domingo, octubre 04, 2009

Viernes pasado

- Me das un morbo que te mueres, - me dijo, mientras volvía, borracha, a mi habitación de hotel cuando ya había amanecido. Llevaba horas riéndome y me reí un poco más. 

- Y tú a mí, pero ven y me lo cuentas dentro.

Decidimos, o algo de conciencia nos quedó en algún resquicio de nuestras sucias mentes, no follar. Ambos tenemos pareja, ambos amamos a nuestra pareja, esto no debe pasar. Sólo, solamente, queremos no dormir solos en este lugar apartado, dejado de la mano de dios, donde no tenemos a nadie y todos fingimos ser tan felices. Nos revolvimos con ropa alrededor de la cama, mordiéndonos y sintiendo algo humano cerca, tan cerca, que no hacía falta imaginarlo.

Me abracé a él como si fuera alguien que me importara y por un momento pensé que era mi chico, quien también se marchó de forma furtiva en nuestra primera noche. Se fue al cabo de unas horas, antes de que nadie más se despertarse.

1 observaciones suspicaces:

N. dijo...

Una diosa y un afortunado.