domingo, enero 24, 2010

#64

Dicen las malas lenguas que la culpa de todos los males del Occidente cristiano no son de la serpiente, ni tan siquiera de Eva, sino de Disney. Disney nos ha enseñado que debemos aspirar a ser princesas y esperar, pacientes, yacentes, a nuestro príncipe, quien nos rescatará de esta mundana nada que nos rodea. Nos enseña que vivimos un sueño del cual él nos despertará, una esclavitud de la que nos rescatará, un terrible horror que sólo él puede combatir.


El príncipe aparece, y se llama Joaquín, Manolo o Ramón y no puede rescatarnos. Nosotras nos sentimos frustradas y ellos castrados. Jamás serán el príncipe azul del cuento, no pueden matar a ningún dragón, no pueden ni salvarse a sí mismos, menos aún a nosotras.

Antes de Disney hubieron otros. Siempre hubieron otros antes. Andrómeda fue encadenada a una roca para salvar a su país después de que los actos de su madre, Cassiopea, amenazaran con llevarlo a la ruina. Osó decir que era más bella que las Nereidas, hijas de Nereo, compañero de Poseidón. Para castigar su arrogancia, Poseidón, hermano de Zeus, mandó al mónstruo Cretus para sembrar el terror las costas de Ethiopia. Los oráculos profetizaron que la única forma de calmar su sed de venganza sería encadenar a la hija virgen del Rey, Andrómeda, en una roca en la costa de Jaffa.

Continúa contando Ovidio que cuando Cretus se aproximaba, relamiéndose, Perseo sobrevoló el cielo. Volvía de matar a la gorgona Medusa y, aproximándose el momento de la paz del guerrero, en que ha de buscar su recompensa carnal, éste vio a Andrómeda y se enamoró. Perseo rescató a Andrómeda y se casó con ella, a pesar de que estuviera prometida a su tío, quien acabó convertido en piedra tras mirar a los ojos a Medusa.

Y que cada quién elija qué origen de sus fantasías de dominación y sumisión prefiere.

3 observaciones suspicaces:

Dorita dijo...

Hay momentos en los que lees una frase y te abre los ojos.
Esta es una de esas entradas.
"La culminación amorosa de la pareja es un bondage a la esclavitud mutua."

La Sin Nombre dijo...

...y la fusión no se producirá sin violencia, sin la pasión caníbal por devorar al otro o por vampirizarle...

N. dijo...

Lo difícil es conseguir el equilibrio necesario para mantener el proceso sin destruirse por completo en el camino.