martes, enero 30, 2007

#35

Recorro tu casa desnuda, a cuatro patas. No quiero salir ya de aquí, sólo quiero pasar las horas esperándote, hasta que vuelvas. Cada vez que te vas quiero llorar y gritar, pero intento no hacerlo. Ya se quejaron antes los vecinos y te enfadaste conmigo por ello. Me gritaste por no saber comportarme y entonces me entraron ganas de llorar de nuevo. Me tumbaste sobre tus rodillas y me diste un par de azotes. Supongo que me perdonaste cuando te corriste en mi boca. El día que no lo haces no puedo evitar pensar que hay otra.



Te espero en silencio, pero me consume que no estés. Pienso de nuevo que hay otra y rompo cosas, las tiro al suelo, las rasgo, las muerdo. No puedo preguntarte si hay otra, no me importa, no puedo decir una sola palabra cuando estás conmigo, porque cuando estás no hay nada más que tú. Me quedo sin palabras y lo único que quiero es que no te vayas. Quiero pasar mi lengua por tu cuerpo y besarte sin parar, masturbarme, que me folles, retenerte y que no me dejes.



Pasas muchas horas delante del ordenador. No quiero levantar la vista y leer lo que propones en los chats a otras. Lo que sé es que soy tu perra y estoy aquí, ahora, contigo. Alguna vez has encendido la cam y me has pedido que haga cosas. Me da igual lo que me pidas, lo que quiero es estar contigo. Cuando no me pides nada me siento a tu lado y apoyo la cabeza en tus rodillas, te lamo los pies para que me mires. Te miro como una idiota.



Un día te cansaste de que deambulara por casa rompiendo tus cosas. Me habías advertido que lo harías, pero no podía evitar seguir haciéndolo. Te marchaste y me dejaste atada a la cama. Volviste con otra.


- ¿Por qué está atada?
- Porque es mi perra.



Te acostaste con ella mientras yo miraba. Quería matarla y sacarle los ojos. Quería que me follaras a mí y no a ella. Que no volvieras a verla nunca más. Que no te comiera la polla ni la mitad de bien. Que tus orgamos no supieron ni a una décima parte de la gloria que tenías conmigo.

5 observaciones suspicaces:

Anónimo dijo...

He caído aquí por casualidad... Me encanta como escribes. Espero que hagas realidad todas tus fantasías.

Besitos:
Sra. Trapo

Anónimo dijo...

Como ejercicio literario no está nada mal. Si lo prolongas un poco, quedaría un relato corto más que correcto.

Como fantasía... bueno... no puedo decir que la comparta.
Sí que me gusta (o al menos me atrae) jugar con cuerdas, bondage o sumisión light...
...pero tu fantasía de sumisión total (¿real o pura ficción literaria?) me supera.

En cualquier caso, he disfrutado leyéndolo.

Nos vemos.

M.S.

Anónimo dijo...

Me temo que una relación de sumisión como la que describes, algo cercano al 24/7 para los expertos en el tema, no es más que simple literatura –cierto que de eso se trata; estamos en un blog literario- o, peor, puritito aburrimiento de pareja. No hay más que charlar un rato con personas militantes en el bdsm para comprobar que se trata de más de lo mismo. Las sociedades ateas, como dijo Octavio Paz, no existen más que en algunos textos de Sade. Cierto que puedes jugar a AMO y SUMISA y emplear las técnicas al uso (bondage, humillación, azotes, pinzamientos, etc.), pero a condición, al menos entre personas autónomas, de si te he visto no me acuerdo y hasta otra al final de la sesión. Y aún así no es fácil. Como tampoco lo es la aventura en un cine (en mi época, los pedantes, según Aute, frecuentaban la fila 5) o en un museo (por ejemplo, en el Georges Pompidou, ante un cuadro de Pollock). No es fácil la primera vez y menos repetirla. A fuer de poner el listón cada vez más alto, puedes acabar haciendo, como cantaba Enrique Urquijo, el de Los Secretos, corazones de cartón para usar y tirar. Y de acuerdo en lo de compartir (tan extraño para el cinismo en el que nos movemos) y en la dulce nostalgia de los magreos adolescentes. [Y con perdón por comentar varios de tus textos a la vez].

Sigue con salud, sinnombre

nadasé

Anónimo dijo...

- ¡No te puedo creer que venga alguien a emitir un juicio moral sobre un texto así de lindo! Porque sí... aunque no parezca... ese comentario es un juicio moral encubierto...

- Prefiero quedarme con el juicio estetico que se forma en mi mente apenas termino de leer el texto.

- Me tienta.

Adriana Bañares dijo...

Lo único que deseé a partir de entonces fue la llegada de la noche. De cada noche. Le hacía el amor con la máxima pasión, con el único fin de arrebatarle toda su energía, dejarlo exhausto y verle dormir. Y, cuando al fin lo lograba, le miraba un instante antes de cogerle la mano y desear egoístamente que no despertara jamás. De tenerlo así, para mí, para siempre.