lunes, julio 03, 2006

#7.2

Estábamos los tres borrachos. Borrachos y puestos, un día es un día. Yo le acariciaba el pelo a uno, otro me acariciaba el cuello. Solemos hacerlo. Besé a uno y empezó a jugar con uno de mis pezones. Nos quedamos así un rato, era agradable. Intenté gemir un poco, pero se rieron de mí.

Fuimos a la cama a dormir. Me abrazé a uno y a otro le acariciaba el pelo. No hablamos mucho. Pasamos un par de horas, besaba a uno y besaba a otro, les acariciaba y estábamos a gusto. Ninguno se animaba mucho. Efectos colaterales del consumo excesivo de sustancias varias, o de que ninguno era bisexual. Las otras veces han sido más sencillas, peros siempre hemos sido dos mujeres bisexuales. Si todos interaccionamos es más fácil, así no hay forma. No sabes muy bien qué cara poner cuando le comes la polla alguien y te dice "es que no estoy inspirado". Miras al otro: "yo tampoco".

Conseguí que me follara uno mientras se la comía al otro. Lo dejamos estar para ir a buscar tabaco y más alcohol.

- Por dios dejad el maldito cigarro. Necesito que alguien me folle. Esto es patético. No es normal que lo tenga que pedir así.
- Elegiste mala noche.
- Por favor, me da igual uno que otro.
- Anda, vamos a dormir un poco.
- Os odio. Soy autosuficiente, os justo que me masturbo aquí en medio tranquilamente y paso de vosotros.
- Si te vas a quedar más tranquila... La verdad es que sí es una putada.
- ¿En serio que no os apetece?

Un par de horas después me desperté con uno de ellos follándome y otro haciéndose el dormido.

2 observaciones suspicaces:

Maik Pimienta dijo...

Bueno, quien dijo que la experiencia tenga que ser forzosamente buena. Al menos la has vivido, aún a costa de descubrir que seguimos siendo nosotros aunque seamos más de dos. Besos!!

Anónimo dijo...

Que tristes somos los hombres que no somos capaces de complacer a una complaciente mujer.