martes, diciembre 25, 2007

#52

La noche de paz y amor termina con la medianoche y prefiero darle al alcohol.

He pensado en coger el teléfono y llamar a alguno de los viejos conocidos. Las tradiciones son las tradiciones, y en las fiestas me gustaba buscar un hostal barato y llegar con una cámara de fotos para encerrarnos. He mirado el teléfono y me ha dado pereza.

Le llamaría y le preguntaría qué hacen él y su amigo. Que me apetece follarles a ambos y que le veo, claramente, follándome el culo mientras se la como al compañero. Tengo la imagen clara en la mente, y me da pereza.

Llamaría a otro viejo conocido, pero tendrá otros planes. Creo que se llaman María o Marta y no tengo whisky lo bastante viejo en casa para superarlos.

A fin de cuentas, lo más divertido de un polvo es el momento justo antes, justo durante, de que te la metan. El resto es anticipación o ganas de volver a ese instante.

viernes, diciembre 21, 2007

#51

Me lo mandó alguien. Creo que eran sus deberes.

* * * *

- No esperarás que encima te ayude con eso, ¿verdad?

Me lo dices mientras me miras con el ceño fruncido. Tampoco demasiado. Puedo notar el frío en tu piel a pesar de la escasa luz. Habría dejado lo que me traía entre manos y te hubiera abrazado para darte calor si supiera que eso iba a gustarte. Pero llevamos una botella y media de vino encima y casi cuatrocientos segundos en la misma postura. Me asusta la idea de que puedas empezar a aburrirte y eso hace que mi erección mengüe notablemente.

- No. Un trato es un trato- te digo sin querer creerme mis propias palabras.

Pienso en darte las gracias por lo que estás haciendo, pero sé que es una estupidez. Lo haces porque quieres. Es surrealista y es confuso, sí, pero sigo masturbándome sin poder apartar la mirada de tus ojos. Estoy tumbado en la cama, recostado en el cabecero. Tú frente a mí a cuarenta centímetros, sentada de rodillas y ataviada con un tanga gris y un top del mismo color. Intencionadamente decides separar un poco las piernas. No sé en qué momento decidiste ayudarme con esto y ahora mismo noto cómo mi polla se va empapando por la excitación. Resoplo. Sonríes como alguien que ve luz al final de un túnel.

- Parece que por fin vas entrando en calor. Y yo tengo frío –dices mientras echas mano de mi camisa y te la pones por encima. Ladeas la cabeza y miras cómo muevo la mano. –Me parece alucinante la técnica que tenéis los tíos para esto. Pero yo lo hago mejor, la verdad.

Tu frase me descoloca. No sé si por tenerte tan cerca o por el puto alcohol, pero no consigo concentrarme y terminar. Pasan otros 300 segundos en silencio.

- Anda, déjame ayudarte o estaremos aquí toda la noche.
- No. Que tenemos un trato.
- A tomar por culo el trato. Quiero hacértelo yo, idiota.

Después de tantos días sin eyacular no necesito mucho más para correrme en tu mano, despacio, en un largo orgasmo.

Me gustas tanto…

jueves, diciembre 13, 2007

3:49

Con el billete de ida compré también uno de vuelta que apenas acabo de terminar de utilizar.

No voy a oler tu cuello ni moder tu espalda hasta dentro de al menos varios meses. Quisiera decir que estoy tranquila pero me subo por las paredes de pensar en meterme en una cama vacía. Teníamos nuestras rutinas después de dos semanas. Nos despertábamos y follábamos. Nos levantábamos y hacíamos café. Nos duchábamos juntos y recorría mi cuerpo con algo más que la mirada. Marchábamos a hacer lo que hubiera que hacer. Volvíamos a casa y follábamos. Nos dormíamos. Nos despertábamos a media noche, cada uno en una punta de la cama y nos arrejuntábamos. Es agradable medio abrir un ojo, abrazarte a alguien que duerme y que te devuelta el beso sin siquiera abrir los ojos.

No me apetece pensar en cosas más sucias que en irme al aeropuerto sin ducharme porque preferí revolcarnos una vez más antes de marchar.