martes, septiembre 04, 2007

Las niñas buenas a veces van a lugares así

Tenía 15 años y debía ser, si mis cálculos no son erróneos, el año 1995. Al igual que soy la conductora más peligrosa de cuantas circulan a 50 por hora, era la niña inocente más puta de cuantas correteaban en la playa. El amor eterno duraba dos semanas, el tiempo que el chico de Madrid estaba ahí; luego se marchaba de vuelta y tras llorarle dos días llegaba el fin de semana. Con el fin de semana llegaban los alemanes, otros madrileños, otros chavales y yo seguía ahí. Conocí a un par (no en el sentido bíblico). De hecho, eso fue antes, pero no importa. Conocí a un chico tras no pasar luto por el amor de mi vida de esa quincena, él se pasó lo que quedaba de verano quitándome el sujetador y metiéndome las manos bajo las bragas. Después llegó el otoño, con el otoño, los supermercados. Todo el mundo sabe que los supermercados florecen en otoño, son de ciclo inverso. Con los supermercados, no por cuestiones lógicas, llegó el que nos acabáramos pegando el lote en los baños de uno de ellos. Él tenía 17.
- ¿Quieres hacerlo?
- Vale

Mi muletilla cuando algo me causa dolor es “duele como el infierno”. Eso no dolía tanto, pero lo que era dolor lo aprendí más tarde. Dolió. Fue incómodo, molesto y, sobre todo, desconcertante. Vale, me la ha metido, ¿ahora qué narices hago? ¿Esto cómo funciona? Recuérdese que dije inocente y dije puta. Tuve mi primer polvo antes de haberme masturbado una sola vez, a masturbarme me enseñó él, más adelante. No tenía ni idea de cómo iba eso, ni esto, ni nada, sólo los conocimientos anatómicos básicos y la clara noción de que las abejas y las flores no pintaban nada. Lo hicimos y él fue muy feliz y yo realmente no sentí nada, me importó tanto como me podía haber importando elegir un perfume. Probablemente el perfume me importe más.

Pasó el tiempo y él seguía encoñado y yo volví a mi pueblo. Pasó el tiempo y nos escribimos y nos llamábamos y todo era muy bonito. Hablábamos de escritores anarquistas y escuchábamos extremoduro. Al final me cansé de él y le mandé a paseo, pero no quiso irse.

Hay que aclarar una cosa. Era un chaval de 17 años con un serio problema de megalomanía. Contaba, tranquilamente y totalmente convencido, que él era una persona mesiánica que iluminaba el camino a la gente, porque las personas estaban podridas pero él sabía muchas cosas. Así que un día cogió su moto y se hizo 500km hasta mi casa. Pasó un par de días durmiendo en el parque que había cerca y yo los pasé esquivándole, hasta que sus padres llamaron a mi casa, acabaron conociendo a mis padres y yo aún paso vergüenza al recordar todo el incidente.

Al cabo del tiempo llegó otra vez el verano y él se dedicó a buscarme. Me buscaba en la playa, en mi casa, en los bares. Aparecía por las esquinas. Me seguía por la calle. Me insultaba sin utilizar insultos y me ponía nerviosa sin que hiciera nada que pudiera reprocharle, al menos entonces. Un día, no recuerdo bien cómo, acabamos juntos en una casa deshabitada que había en las cercanías. La usaban a veces para irse allí a fumar canutos. Le recuerdo encima mío, subiéndome la camiseta y recuerdo decirle que parara. Recuerdo intentar soltarme y no poder y notar el peso de su cuerpo, más pesado que nunca. Recuerdo que él se reía porque quería irme y no podía. Me puse la ropa de nuevo cuando él me dejó, me marché cuando él quiso. No lo hablé con nadie y ahí queda, un recuerdo más. Moraleja: no folles en supermercados o acabarán violándote en una casa okupa.

4 observaciones suspicaces:

Anónimo dijo...

Hola guapa, regreso a tu blog después de las vacaciones.
Qué decir...
Para empezar me ha sorprendido muchísimo que nadie haya comentado en esta entrada que, a mi parecer, es de las mejores (y mas emotivas) que has escrito hasta la fecha... permitiéndome tal observación personal.
Supongo que desde hace algún tiempo que te vengo comentando me tendra´s como a una pelota, pero la verdad es que te admiro sobremanera, Sin Nombre.
Tengo 19 años, y no follé en un supermercado a los 15, pero sí en el frío suelo del descansillo del último piso de algún bloque.
Eres genial, nena.

Sara dijo...

o en algún garaje perdido de la mano de dios...

creo que muchas hemos sufrido esos momentos... placenteros y no tan placenteros

un saludo

Anónimo dijo...

recuerdos...
kisiera saber si esta historia tiene q ver con la persona q muestras ....

Anónimo dijo...

quieres volver a hacer el amor?? pero esta vez sentir algo especial y muy bonito? entonces soy el hombre indicado para ti tengo 16 años agregame niña y lo hablaremos
eli9405@hotmail.com