martes, febrero 27, 2007

# Treinta y algo, de hecho, treinta y ocho: Bus

Todas las mañanas cojo el autobús para ir a trabajar, como a las 7'30 de la mañana.

En la siguiente parada, se sube siempre un ruso que se baja en el siguiente polígono. Es alto, supongo. Tiene pinta de ex militar bielorruso.

Sea donde sea que ande, sé que me busca, porque siempre está cerca. La mayoría de veces me quedo de pie hacia el final del autobús, leyendo. Jamás me ha dirigido la palabra, simplemente se queda ahí, cerca.

Al principio pensaba "hoy me dirá algo". Nunca me dirá nada. Le miro las manos de reojo, y pienso que me gustaría que me tocara, mientras estamos ahí, entre paradas, rodeados de gente.

Pienso cómo sería que lo hiciera, no ahora que hace frío todavía, sino hacia el verano. En manga corta, con una falda corta, pasando la mano bajo la falda. Separando el hilo del tanga de la piel, recorriendo la zona con los dedos.

En silencio, sin decirme una palabra, mientras sigo leyendo.

1 observaciones suspicaces:

Anónimo dijo...

Hermosa e interesante historia, tanto si la desarrollas como si la dejas quedar ahí.

nadasé