Son incontables las veces que te he puesto los cuernos. Cuando te marchabas por las noches, para volver a quién sabe qué hora, no era complicado. Podía haber usado el teléfono, pero a esas alturas ya conocías a la mayor parte de la gente de mi ambiente. Podía haberme ido a un bar pero ya frecuentábamos los mismos lugares y casa quedaba lejos de todo. Podía haber llamado a algún amigo que no te hiciera sospechar encontrarte en casa. Podía haberme metido en la red y haber concertado una cita con algún desconocido. Podía haber hecho muchas cosas, y ls hice todas.
domingo, noviembre 25, 2007
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